Una persona humilde

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El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatídico. Lo que cuenta es el valor para continuar. Winston Churchil

Harland Sanders, de Kentucky, Estados Unidos, tomó un nuevo desafío para su vida cuando cumplió 65 años. Un cheque de 105 dólares y un auto antiguo eran todo lo que poseía. La única comida que sabía cocinar, y que por cierto le quedaba muy rica, era el pollo frito. Un día, se vistió de traje blanco, tomó la receta del pollo y el recipiente de condimentos y comenzó a visitar a los dueños de restaurantes. El negocio de franquicia que comenzó se llamó Kentucky Fried Chicken (KFC). En el año 1976, fue elegido el segundo hombre de negocio multinacional más respetado del mundo. Hasta los 90 años de su vida se dedicó a viajar promoviendo el reino del KFC.

Él recordaba que cuando era joven tenía mucha soberbia. Pero cuando llegó la crisis económica a Estados Unidos, su negocio decayó en gran manera. El restaurante que tenía se redujo a cenizas y cayó en profundo desánimo. Cuando perdió a su hijo, que era su única esperanza, y su esposa lo dejó, él padeció de un desorden mental. Un día, siendo ya un hombre viejo y pobre, escuchó a una mujer cantando y alabando a Dios en el templo de una Iglesia: “En tus afanes y en tu dolor. Dios cuidará de ti. Vive amparado en Su inmenso amor. Dios cuidará de ti”.

Escuchó el himno y derramó lágrimas de arrepentimiento. Se volvió de su vida altiva del pasado y decidió vivir en humildad. Tomó el recipiente de condimento y se levantó nuevamente. Este hecho marcó un nuevo inicio en su vida a los 65 años. Cuando se humilló, Dios lo comenzó a levantar y poner en alto.

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